DISFRUTANDO...

Día 47

Nos levantamos con ganas de... ¡excursión!

Ha llegado el día, Viernes 06 de Junio, las tres aulas de 2-3 años de Los Juncos se van a la granja. Un día importante para los peques y para las familias, puesto que será su primer viaje en autobús con sus amigos y tutoras, y su primera excursión y día fuera del aula.
En la clase de Concha se lleva trabajando durante la semana diferentes animales de granja y dos normas muy importantes:

- No se mete los dedos en las rejas de las ocas porque nos pueden morder.
- No se tira piedras ni palos al estanque de los peces porque les hacemos daño y se asustan.

Los niños y niñas van acompañados de sus tutores correspondientes y de una educadora de apoyo por cada aula, así como de los 7 compañeros de prácticas que formamos el 'equipo de aprendizaje' en estos tres meses jeje.
Cada aula ha acordado un color, teniendo que ir los niños y niñas con ese color de camiseta para facilitar la identificación del aula al que pertenecen ante cualquier circunstancia que pueda surgir, los monitores de la granja no les conocen y es un buen método para guiarse.
Los colores son blanco, azul y verde, y cada camiseta con el nombre del niño o niña en la parte delantera (dato que facilita a los monitores para llamarles por su nombre) y decoradas si quieren a su gusto. 
Muchos de los peques decoraron su camiseta con sus familiares.

Yo, junto con dos compis de prácticas (María y Bárbara), me dirijo al aula de la abuelita donde recibiremos a todos los peques. ¿Cómo estarán hoy? lo vamos viendo a medida que van llegando... todos con sus camisetas blancas, algunos con gorra y otros no, y todos con nervios, están inquietos y todos dicen que nos vamos a la granja. Llenos de ilusión se quedan en el aula mientras sus familiares salen de la escuela y les esperan en la puerta para decirles adiós.
Mientras llega el autobús a la escuela, Concha aprovecha para volver a indicar las dos normas, ella les pregunta que pasa con las ocas y ellos responden que no hay que meter las manos; se les dice no hay que tirar palos y piedras a... y ellos responden a los peces. Todos lo tienen interiorizado, son dos normas dichas también desde la granja para un mayor cuidado.
Lo siguiente es la explicación de como vamos a bajar y entrar al autobús. Cada educadora y nosotras se encargará de acompañar a dos o tres peques, de la mano vamos saliendo.
Concha hizo con ellos hace tiempo un simulacro de bajada y entrada al autobús, al decirlo una peque dijo: pero hoy es de verdad. Si, hoy era de verdad.
'Nuestra aula' es la primera... bajamos las escaleras y nos cogemos de la mano para ir directos al autobús.
Fuera nos espera un pasillo lleno de familiares de los niños y niñas a los lados y en una pared de la escuela nuestros amigos de 0-1 año y 1-2 años, todos han querido salir para desearnos un estupendo día. Subimos al autobús y de dos en dos las educadoras van sentando a los niños y niñas a la vez que abrochándoles el cinturón de seguridad.
La segunda clase es el aula azul, de Carol y a la que acompaña Marta y Julia, con una despedida igual de emotiva suben al autobús llenos de alegría.
Y por último, el aula de Reme acompañado de Rosi y Edu, el aula con las camisetas verdes, con ganas y diciendo adiós se acomodan en sus asientos.
Ya están todos, padres y madres, abuelos y abuelas,... todos a los dos lados del autobús, una gran despedida para dar comienzo a un día en la granja.

Llegamos a la granja 'El paraíso', un espacio enorme lleno de naturaleza y donde estar en contacto con los elementos naturales, un terreno para ser libre y sentir el aire.



Un contacto con el césped, nada que nos pinche al sentarnos, hacemos un círculo para un primer contacto con los dos monitores. Aquí nos recibe el primer animal...


Un conejo blanco precioso, con unas orejas grandes y hacia arriba, se estira y nos deja que veamos lo largo que es.

Los peques pudieron acercarse a tocarle y acariciarle, algunos se atrevieron y otros no, poco a poco que no es fácil el primer contacto. Para muchos era la primera vez que tocaban un conejo.

Era suave y se quedaba quieto si le acariciabas, pudimos verle correr y descansar.










Los niños y niñas pudieron descubrir que los conejos comen zanahorias, igual que ellos algunos días en la escuela.




Seguimos con la visita de los animales, directos al establo van a ver cerdos y cabras (animales que no vi con ellos, Concha y yo fuimos a tomar un café), los siguiente si que si...  

Estaban poniendo nombre a una vaca que acaban de conocer y que no tenía.
No les resultó muy difícil, una peque dijo yo quiero que se llame grande, y el resto comenzó a decir si, si, si,... al gusto de los peques se quedó con Grande.
La vaca no dijo nada pero seguro que la gustó su nuevo nombre.






A pocos pasos tenía dos amigas.

Una blanca y la otra negra, bastante grandes y sin afeitar entramos a conocer a dos ovejas. Su olor era peculiar y fuerte, y no tuvimos la suerte de oírlas balar, pero los monitores nos enseñaron que la forma de saludar y comunicarse es: beee-beee.
Los peques iban pasando de pocos en pocos para no asustar a los animales y poder verlos bien, todos juntos estaban más apretados en este espacio. Un par de ellos no querían, finalmente, acompañados de Concha se sintieron seguros y pasaron a ver a lo animales.
Les resultaron muy curiosas y contaban con alegría a quien acaban de ver, son animales que aparecen en sus cuentos y uno de los que se enseña más temprano con su onomatopeya.


Una parada para beber agua y seguir con el camino... esta vez dirección a los peces...



Un pequeño estanque azul era la casa de cuatro peces naranjas, uno de ellos mucho más grande que los otros tres, de los que algunos dedujeron que sería la madre o el padre.
Cuando llegamos estaban escondidos, los buscamos debajo de las tejas y efectivamente, debajo de una estaban reunidos. Todos estaban entusiasmados por ver los peces que había, recordaban que no había que tirarles cosas para no hacerles daños.
Estos se escondían y salían, mientras los niños y niñas les llamaban cuando no estaban.




Entre medias del 'circuito de animales' hicimos un taller, perfumes. Primero el monitor nos explicaba que en el campo hay muchísimas plantas y que si nos acercamos a olerlas, cada una tiene un olor distinto. Para este taller necesitábamos encontrar varios olores, salimos de la zona del taller (zona discoteca como se le llamaba, era un espacio grande con suelo de cemento) a olfatear la naturaleza.




Durante la búsqueda encontramos algunos Dientes de león, para algunos peques una planta desconocida. Estuvieron soplando y vieron como volaban sus 'pétalos' finos y blancos, una planta delicada con un elegante vuelo.
Tras unos minutos, los monitores nos ofrecían plantas y aromas en bolsas, para que hubiese variedad y cantidad. 


Estos perfumes consistían en saquitos aromáticos rellenados con diferentes plantas o especies, y cerrados con lana para hacer la forma exterior del saco.










Les repartían trozos de tela y ponían los aromas a su disposición como eucalipto o romero.
Cada peque cogía el que quería y ponían una pequeña cantidad encima de la tela, pudiendo oler antes la bolsa (muchos ponían cara de no gustarle el olor) y echando varios aromas en su tela. El olor se iba mezclando e intensificando.







Para terminar, repartieron a cada peque un trozo de cartulina con su nombre para atarlo a la lana y junto al saco, una vez formado con la ayuda de las educadoras y monitores. 
Un proceso con distinción de olores...




Y con ganas de jugar y correr, gastar energía y disfrutar el amplio espacio que nos ofrecían, encontraron un circuito nuevo que quisieron compartir...









Mesas grandes formando una gran L fueron los objetos para repartir energía durante unos minutos. Corriendo o saltando de la salida de las mesas se iban a la entrada donde comenzaban para volver a pasar.
Con cuidado de no darse en las cabezas, aunque más de un coscorrón sonó, se rieron todos juntos mientras realizaban una actividad libre rodeados de árboles.

Y si moverse querían, corriendo fuimos para seguir y terminar el recorrido de los animales, aún quedaban por ver unos pocos.

A través de una verjas estaban una pavo y un pavo real, apoyados en ellas vimos unas aves preciosas.



Ella era de color negro, con un gran cuerpo y una pequeña cabeza. Tenía unas patas largas y finas con las que pudimos verla correr de un extremo a otro.
No metimos la mano por si nos llevábamos algún que otro picotazo.

Por otro lado el pavo real, con las mismas patas finas y largas le distinguimos por su enooorme cola (que pena que no tuvimos la suerte de verla abierta), con un colorido en todos azules nos mostraba elegante su cuerpo estirado y su meneo al andar.


Quedaban dos animales por ver antes de comer, hoy el horario de comida era un poco más tarde, hábito que los niños notan en sus tripas.
Primero aquellos animales que no se les podía meter la mano que picaban, las ocas.



Un conjunto de siete ocas yendo de un lado a otro y haciéndose notar con su peculiar ruido.
Blancas como las camisetas que llevaban los peques pudieron ver como eran más grandes y tenían el cuello más largo que los patos.







A su lado, en su gallinero estaban...


¡las gallinas y gallos!

Aquí entramos todos, niños y niñas, educadoras y monitores. Era un espacio bastante amplio por donde los gallos corrían con toda su rapidez, puesto que los peques sólo querían verlos de cerca. 
Unos animales rápidos e inquietos que se metieron en su casa fuera de la vista de los niños y niñas. Éstos buscándoles les llamaban desde su pequeña puerta de entrada y salida.






Al salir fuimos directos al comedor, el monitor les preguntó: ¿quién tiene hambre? y la respuesta de todo juntos gritando y con la mano levantada fue: yooooo.
Hoy comían todos juntos, las tres aulas, en un comedor repartido en mesas de cuatro. Algunas de ellas eran de amigos de la misma clase y otras peques de distintas aulas.
El menú les gustó... Macarrones con tomate, y croquetas y palitos de merluza...


Repitiendo algunos de ellos repusieron fuerzas para continuar con la aventura, no sin antes tomarse una sorpresa que había de postre, helado de vainilla y chocolate.











Tras comer, los peques se quedaban con el equipo de monitores jugando en el campo mientras el equipo de la escuela comíamos.
Era después cuando se volvían a separar las aulas, yendo cada uno a un destino... nosotros fuimos a ver el caballo, un animal que encantó a todos los niños y niñas y que desde primera hora de la mañana que le vieron querían tocarle, y algunos darle de comer.
Coincidimos con el equipo azul así que juntos hicimos la visita.


Os presento a Pantoja




Nos enseñaron el cepillo con el que peinan al caballo y el limpia sudor (creo que ese era su nombre) con el que le quitan el sudor y le limpiaban al duchar al caballo, le dieron de comer (el monitor) hierba, y vimos y oímos como relinchaba. 

En grupos pequeños se ponían en la puerta y esperaban a poder pasar para acariciar y ver el caballo de cerca.



Tras ellos fuimos los mayores, las compis de prácticas y las educadoras entramos de una en una a tocarlo y Blanca fotografiaba el momento. No pudimos aguantar y entramos en grupos de dos y tres para tener fotos juntas y con el animal jeje.

Poco a poco el día de aventura en la granja-escuela se acababa, quedaban las dos últimas horas en lo que teníamos o taller de galletas o actividad y juego al aire libre con total libertad de movimiento... estaba claro, ¡elegimos lo segundo!
Nada como disfrutar y sentir al aire libre el buen tiempo que hacía, ver como nos cubren los árboles, sentarnos en el suelo, correr y no tener barreras, moverse hacia donde queramos, saltar, mirar un cielo con algunas nubes y azul, oír los pájaros, gritar porque te persiguen jugando al pilla-pilla, reír, sentir el aire cuando se levantaba viento...

Al final del día, el escenario fueron unas pistas donde liberar sus cuerpos.



Y sin ser profesionales, se iniciaron varios peques en la escalada...





Terminaba un día natural, descubriendo cosas nuevas y animales de cerca.


Experimentando y sintiendo en el cuerpo frescura y campo


Expresando alegría... 
... comunicando liberación


Vivencias para guardar 


DÍA 47, se termina la última semana completa de prácticas, el reloj aprieta, quedan tres días por dar lo máximo. 
 Buen fin de semana :)


Día 46

Con los toldos de la terraza subidos, luz natural, un sol radiante y una sonrisa en la cara desde primera hora amanece en la clase de la abuelita.

Nos dan la bienvenida los peces, concretamente cuatro, que están en al aula a diario; los peques les dan de comer todos los días a primera hora, cada día le da uno distinto.






Nos espera un día cargado de... mejor leerlo jeje.



Hoy predominan cinco rincones con material en el aula. Cada niño y niña elige según el momento con que material quieren jugar y que hacer; unos espacios con total libertad. 


El primero con troncos de madera de diferentes tamaños, grosores, anchura y color, puestos unos pocos en el suelo y el resto en su correspondiente cesta. 

Éste material ha sido elaborado y modificado a mano por Concha, es decir, ella tenía los troncos y tras mandarlos a cortar, los lijó y los barnizó quedando un material único y natural para que los niños y niñas disfruten con ellos. Un trabajo enorme lleno de posibilidades para los peques.






Fueron un par de peques los que disfrutaron de este material, organizándolo de forma distinta y haciendo sus propias construcciones. 
Concretamente una niña que se lo pasó en grande poniendo, tirando, mirando, cogiendo,... hasta hizo su propio camino.

















Tenía los trozos de tronco delante y entre los mismos y ella se puso a construir su torre, cuando quería coger alguno no se daba la vuelta ni nada, simplemente alargaba el brazo para cogerlos; esto se volvía más complicado cuando la torre aumentaba su altura y la rozaba y se caía. Estuve durante varios minutos mirándola y todas las veces que la torre se la derrumbada, ella seguía con el mismo método de coger los trozos para ponerlos, hasta conseguir una buena altura. Fueron varios intentos hasta que finalmente consiguió hacerla como ella quería y con varios ensayos hasta no tirar ninguno.



Un calidoscopio, dos lentes (una con visión de 'mosca' y otra que multiplica la imagen) y un bote con conchas pequeñas y una lupa arriba, son los objetos que nos encontramos encima de la mesa, en un lateral del aula.
Esta zona es tranquila y pausada en cuanto al ritmo de actividad, dando oportunidades a los peques de investigar con poco material y parado en el sitio, proporcionándoles actividades poco movidas.

Éstos objetos son trasladados por distintas zonas del aula, pudiendo con dos de ellos, las lentes (el rojo y amarillo de madera), ver cualquier objeto distorsionado o cambiada su imagen.
Ejemplo de 'ojo de mosca'
El bote de las conchas y la lupa (el bote transparente) les permite tener una imagen más cercana de los objetos que se metan en el interior, pudiendo verlos a través del bote trasparente como son en realidad y uno a uno usando la lupa.



En el centro del aula encontramos, como días anteriores, un 'puente' (como dicen los peques) construido con cajas de madera y puestas boca-abajo. Éstas se pueden colocar de diferente forma, hoy se le ha preguntado a los niños y niñas como lo querían y este es el resultado de su petición.






Es un rincón donde predomina el movimiento, y es que son pura energía y necesitan moverse constantemente. Aquí pueden andar alrededor, correr, saltar, caminar por encima, solo utilizar unos, sentarse en ellos, ... un espacio que brinda las necesidades de los peques.







Rincón de los coches, un espacio para la imaginación y el juego simbólico que siempre está disponible en al aula.

Hoy este espacio ha sido utilizado en su gran mayoría por un peque de la clase de Julia (aula de 1-2 años que comunica con el aula de 2-3 años de Concha, y donde se encuentra Edu esta semana).
Sus acciones principalmente han sido sacar todos los coches de sus estanterías y dejarlos en el suelo, para posteriormente volverlos a poner en las estanterías; varios de ellos han llegado al otro lado del aula, transportados en la mano de los niños.



Y por último, el rincón puesto cuando todos los niños y niñas ya habían llegado, creo que de los cinco específicos de hoy ha sido el más utilizado...


Experimentación con canicas, cajas, cuencos de metal, mimbre y madera, y moldes de silicona.


Las canicas estaban distribuidas varias en los distintos cuencos y de una en una en alguno de los moldes.


Con cuidado han metido canicas en moldes, cajas llenas moviéndolas (han hecho maracas caseras por ellos mismos), vaciado recipientes y llenarlos, ...



Actividad que trabaja sobre todo, la pinza, así como la musculatura general de las manos y brazos.
Un juego para compartir con los amigos, algunos jugaban solos concentrados en lo que hacían, se reían, hacían ruido con los objetos, se los prestaban.


Unas manos que percibieron sensaciones y destrezas en cada cuerpo.



Estos juegos libres se han realizado con el aula al completo de niños y niñas, para la siguiente actividad se ha dividido el grupo para poder prestar una mayor atención a los peques que la realicen, y éstos tengan más espacio para moverse.
En estas ocasiones acude un apoyo al aula (hoy ha sido Leah) que se lleva a la mitad del grupo, hoy ha sido a la bebeteca y la cueva de la bruja. Se hace equitativamente, el mismo número de niños se quedan en el aula como se va con la educadora de apoyo.
Los niños que hoy no han realizado esta actividad, lo harán otro día, siendo los que han sido los primeros en irse con la educadora de apoyo.

Los que se quedaban en el aula han comenzado a llorar porque se querían ir a la bebeteca, hasta que Concha les ha dicho que había una actividad y la cara les ha comenzado a cambiar, completamente cambiadas han estado cuando han oído que era con...




¡¡AGUA!!




Una caja de experimentación con tres barrenos de agua fría dentro (dos de ellos agua del tiempo y otro más fría al llevar tiempo corriendo el agua en el grifo) acompañados con diversos objetos: latas de distintos tamaños, cucharas, botes de plástico, embudos, botellas pequeñas de plástico y conchas.


Antes de empezar, los peques se quitaron la ropa, quedándose en calzoncillos o bragas (cuerpo al descubierto para poder sentir el agua por todas las partes). Con el calor que hacía estaban tan agustito.
Después se acercaron a la mesa estando los objetos dentro, menos el agua en los barrenos, que los traía Concha uno a uno. Al dejar el primero no se pudieron esperar, manos al agua y a navegar.


Se lo han pasado en grande.







Chapotearon en el agua, salpicaron sus caras y las de sus amigos, tiraron agua al suelo con el que luego si se movían del sitio se resbalaban, colar el agua de un lado a otro, vaciar los barreños para llenar la mesa, botes que suenan y descubren distintos sonidos con diferente cantidad de agua dentro,... infinitas oportunidades que da un material natural, el agua.



De repente apareció el padre de una de las peques por la puerta, traía unas cajas... ¡unas cajas llenas de patos! y lo que faltaba para terminar de disfrutar al 200%, ¡¡al agua patos!!

Concha y yo abrimos unos cuantos y se los dimos, al instante estaban todos chapoteando en su nuevo hábitat, un lago natural y único hecho por unos niños y niñas divirtiéndose.


- Los niños están más cubiertos por el cuerpo al estar sin ropa -


Los patos además de nadar, también salpican














Minutos y minutos en los que daba gusto quedarte mirándoles y viendo la expresión de sus caras. Ha disfrutado como un enano se suele decir, ellos...aún más.

Uno en uno fueron viniendo al otro lado del aula donde Concha y yo les esperábamos con toallas, con el fresquito en el cuerpo se ponen la ropa.





Al dejar de manipular, el material se quedó así...








Mirando al suelo, resbaladizo y un poco mojado,
















La caja de experimentación se cierra y se coloca en un lateral del aula para su próximo uso,






Y hoy me despido del DÍA 46 y del aula de la abuelita; en el nivel 2-3 años sólo estaba esta semana, pero mañana Viernes nos vamos de excursión ¡a la granja! así podré disfrutar de y con ellos en un medio y espacio distinto al de la escuela.
Aunque han sido cuatro días, muy cortos, he encontrado mi sitio y me he ubicado a la perfección con la ayuda de 16 peques y una espectacular educadora, Concha, a la que agradecerle lo tantísimo que me ha enseñado esta semana y antes durante el proceso de estas prácticas.
Ella trabaja unida al método o pedagogía Pikler, la misma en la que se basa nuestro proyecto y de la que hemos ido aprendiendo cada vez más y más. He podido observar y absorber al máximo de su trabajo, su forma de acompañar, de querer, de creer, de ofrecer, de poder... con palabras, movimientos y gestos, es la primera vez que veía un aula con Pikler, y desde luego que es increíble.
Concha, junto con Blanca, llevan investigando hace unos cuantos años e 'implantando' esto desde hace tres años en el aula, yo desde aquí las invito y las animo a seguir por muchos años más, gran esfuerzo que tiene una preciosa recompensa.



Edu y yo hemos podido aprender mucho de ellas a grandes pasos, con toda la ayuda que nos han ofrecido, ¡que es mucha! y poca a la vez, puesto que nos queda un amplio y largo recorrido del que ya hemos empezado a sembrar.




Me despido hasta mañana, con un cartel nuevo en el aula, que mejor que un cuento con una de las figuras referentes más importantes para los peques...




Y con un calor y afecto para guardar, un camino con el que sobre-sentir... el aula de la abuelita, 2-3 años...


GRACIAS